Guardiola retrata a Mourinho

‘The Special One’ se ha encontrado con la horma de su zapato. A quien tenía que desbancar del podio le metió una manita y ahora está desconcertado.

Javier Miguel, Sport

Poco más de cinco meses ha necesitado Jose Mourinho para darse cuenta de que esta temporada va a tener que utilizar todas las artimañas habidas y por haber si quiere llevarse algún título al zurrón. El hombre que Florentino Pérez ha puesto todas sus esperanzas y millones para desbancar al ‘gran rival’ se ha mostrado del todo impotente en su primer enfrentamiento directo, llevándose un doloroso y humillante 5-0 que todavía resuena con fuerza por la ‘Casa Blanca’.


Mourinho, que llegó con la etiqueta del ‘anti Barça’, tras eliminar la pasada temporada en las semifinales de la Champions a los blaugrana cuando dirigía el Inter, había trazado una hoja de ruta donde todo parecía ir miel sobre hojuelas hasta la aparición en escena el pasado 29 de noviembre del ‘gran tiburón blaugrana’, que le hizo añicos en cinco dentelladas.
A partir de esa ‘manita’ el Real Madrid se ha convertido en una olla de grillos, aireándose a los cuatro vientos la división en el vestuario- léase el grupo de Iker Casillas y el de Cristiano Ronaldo-, la del club, concretamente entre su entrenador y director general, además de utilizar un día sí y otro también la excusa de los árbitros como cortina de humo para esconder la mediocridad del juego, sobre todo cuando Cristiano Ronaldo no tiene el día.

Guardiola, consciente de cómo se las gasta el portugués -el del banquillo-, nunca ha entrado a trapo a todas las embestidas del actual técnico del Real Madrid, que utiliza las ruedas de prensa para menospreciar y criticar abiertamente al Barcelona, sobre todo a la hora de señalar las ‘supuestas’ ayudas arbitrales que recibe el equipo blaugrana. Pep siempre ha mostrado su elegancia dejando al luso con las ganas de abrir una guerra dialéctica, como ya utilizó en su día cuando estaba en la Premiere dirigiendo el Chelsea con gente como Wenger y sir Ferguson.

Mourinho se ha quedado ya sin argumentos futbolísticos hasta el punto que ahora se dedica a llorar por los pasillos del Bernabéu pidiendo un delantero centro porque considera que tras la lesión del argentino Gonzalo Higuaín y con el francés Karim Benzema no tiene ni para empezar un proyecto con cara y ojos.
Al técnico portugués a día de hoy no le salen las cuentas. De hecho, ya no depende de sí mismo para llevarse la Liga. No sólo tendrá que ganar en el Bernabéu - “por lo civil o por lo criminal” como decía un director de un diario madrileño- sino que además tendrá que pedir la ayuda de un tercero, que visto lo visto no será fácil, primero por la superioridad manifiesta de los blaugrana y segundo por la animadversión que le profesan la mayoría de entrenadores rivales.

Y es que el portugués, el ‘Special One’ como le gusta que le llamen, entró en Madrid y en la Liga como un elefante en una cristalería, arremetiendo contra todos a base de prepotencia, chulería y bravuconería. Sus insinuaciones contra el Sporting de Preciado todavía colean así como sus pocos escrúpulos a la hora de celebrar los goles.

Pep es un estilo totalmente diferente al luso, respetuoso con todos los rivales, mesurado en sus declaraciones, nunca dice una mala palabra de sus jugadores -Mou ya se ha cargado de una tacada a Pedro León, Canales y Benzema-, y defensor del juego ofensivo por encima de cualquier cosa -en una de sus primeras entrevistas el luso se vanagloriaba de haber eliminado al Barcelona tras “poner un Airbus 340 con las alas desplegadas en la portería”-. Ese es el manual de estilo que se mueve Mou: el fin justifica todos los medios...