Escandinavia, diciembre de 2010. Un tribunal de Suecia, país que se autocomplace en presentarse como espejo de los derechos humanos gracias, entre otras cosas, a la concesión de los Premios Nobel, procesa por un delito de violación, previamente desestimado por el fiscal, a Julian Assange, creador de Wikileaks. Representantes de las mismas naciones que claman contra la prisión de Xiaobo, como Sarah Pallin o Tom Flanagan -asesor del primer ministro de Canadá-, han dicho de él que es tan terrorista como Bin Laden y que haría falta un asesino que lo liquidara en cualquier esquina. Un detalle menor, pero significativo, es que una de sus demandantes, Anna Ardin, tenía hasta hace poco en su blog una sección titulada "Cómo acabar con un hombre de forma legal en siete pasos".
Las comparaciones son odiosas, pero, con frecuencia, inevitables. No sé quién es Assange. No sé quién le filtra las filtraciones que le agradezco, ni si pueden obedecer a algún dudoso interés oculto. Pero el hecho de que la justicia de un país como Suecia haya tramitado una querella de semejante individua, para equiparar después un accidente -la ruptura de un preservativo- en una relación sexual consentida con una violación, coloca a la población mundial, a mi juicio, en un riesgo mayor que la existencia de Wikileaks, aunque ninguna nación democrática esté clamando por ello.
Almudena Grandes, El País, 13/12/2010
Julian Assange:
Liu Xiaobo:
Em done vergonya que en els europeus ens haguem convertit en els gossos de caça dels EE.UU, que ningú tinga pilotes a dir que no a Amèrica o, pitjor encara, que ningú siga capaç d'analitzar els conflictes des d'un prima diferent al americà -o el que és el mateix: el econòmic-.
ResponderEliminarMercantilització de la justicia, aixina com qui no vol la cosa.
Se veu que al de wikileaks ja l'han soltat en un dispositiu de seguiment o no sé que, ja voreem com va la cosa.
ResponderEliminarPer cer les entraes de puta uji són un exit, a vore qui se anime a ficar-los a parir un poquet més a eixos sinverguenses.