lunes, 7 de junio de 2010

Primavera Sound '10. Jueves.

La jornada empieza cuando suena el despertador a las cuatro y poco de la madrugada. Como soy más vampírico que el pincelín ese que hace la peli de crepúsculo -vale que no es muy difícil- esa noche no dormí una mierda. Como una ecuación matemática de primer grado, esto sólo tiene una solución: tazón de café. Antes, por supuesto, una lavadita de cara y una pata de cabra para quitarme las legañas. Pillo la mochila y la bolsa de deporte que mi madre previamente había llenado de cosas inútiles, como champú y ropa. Cosas de madres.

Llego al garito sobre las cinco menos poco y enciendo la play para pasarme aunque sea una pantallita al Metal Slug. Pero por desgracia llegan el Jaron y su padre antes de que pueda matar el primer monigote verde. Pillamos coche para llegar prontito a la Estación, comprar el billete de tranquis y todo eso. Y una mierda. Llegamos sobre las cinco y veinte e inexplicablemente Renfe estaba chapada. Sobre y media abre la puerta un señor que no tiene patas de cabra en su casa y por fin íbamos a poder comprar el billete. Otra mierda para mi boca. La sala donde está la máquina de imprimir los billetes de media-larga distancia está chapada; abren -atención- a las seis, saliendo nuestro tren a las seis y seis. A las seis en punto abre otro señor legañoso e ipso facto corremos a imprimir las entradas. La primera máquina no funciona. Me cago en la puta que parió a Renfe. Probamos en la segunda máquina e imprimimos los billetes. Vamos corriendo a la vía por la que sale el tren y llegamos justito a la parada, por fin pillamos el tren que nos lleva a ver a los Pixies. Heces en mis muelas. Una señorita de recepción nos avisa de que el tren se retrasa veinte minutos. Después de otros veinte putos minutos conseguimos por fin pillar el tren.

Viajar en el Tren Hotel como turista es como... uhm... quemarte a lo bonzo en una granja de cerdos. La peña sobadísima, que parecía eso una cueva de druidas del WOW y una calor que debe ser parecida a la que sufren los Orcos que se dedican a la ingeniería industrial en el Monte del Destino. El Jaron se sienta al lado de una tipa y yo me siento solo junto a un asiento reservado -tenía papeles encima y cosas así-. Intento dormir un ratito pero no se por qué intentar hacerlo cuando los pelos de mi nariz están quemadose a causa de olores fétidos no se me da bien. Cuando le estoy pillando el gusto al asiento viene mi compañero de viaje -y ojito qué compañero-. El Javi, qué grande. El Javi es un tío de unos veinti muchos tacos que iba a Barcelona desde Granada y llevaba 12 horitas viajando en esa piara móvil; con piercing de chungueras en la ceja, crestita y barriguita cervecera. Al principio tuvimos una relación un poco fría pero después el Javi se soltó y nos lo pasamos realmente bien. Estuvimos hablando de música, el Javi me recomendó grupitos como Razorlight, Supergrass, Shank, Status Quo, The Raveonettes, The Cure, Pod, New Order, Real Big Fish o Save Ferris y yo le recomendé Pixies -como no-, Incubus, Kings of Leon y algún grupito más que ya no recuerdo. No están mal los grupos del Javi, si me aburro crearé una lista de reproducción del Spoty llamada El Javi y la enlazaré aquí. De Javi hay que destacar su gran sentido del humor; fanático de Muchachada Nui y de los chistes crueles, pero un mártir en contra de los chistes feministas, el Javi nos dejó perlitas como: "¿Qué es un Judío con un mechero en la nariz? Un nostálgico" o "El del interrail es el trayecto de tren más antiguo de Europa, ya lo hacían los judíos." Un maldito genio.

Después de tres horitas con el Javi llegamos a Barcelona y nos despedimos emotivamente de él, eso sí, después de señalarnos por donde se iba a la Calle Numancia. Según nuestro mapa -igual de carismático que el mapa de Krusty Burgers de Homer- la calle Numancia era pequeñita; una calle pequeñita que nos costó como veinte minutos de subir. Empecé a intuirme lo peor, que Barcelona es una ciudad grande. Sobre las 10 llegamos al albergue Pere Tarrés que estaba de putísima madre; allí nos encontramos guiris a almorzas, "guiras" a cholón, moderadores sudamericanos de foros de manga y Koothrappalis de la vida. Después de dejar las bolsas y tal, mi adicción a la cafeína necesitaba su dosis así que nos dirigimos a un Starbucks que teníamos localizado en el mapa. Como tenemos el mismo sentido de la orientación que una piedra a la que le ha dado una embolia nos volvemos para el albergue sin café. Al llegar al albergue fuimos al váter a echar unas meadas; mientras yo meaba conocimos a Elfranchutecabezónparecidoalfollonero, que estaba echando por el culo la primera papilla, sin filtro de sonido ni nada. Enorme. El siguiente punto del día fue el almuerzo en el que nos arreamos tres birras, papitas y un bocadillaco por barba, llegando sufrir un pequeño estado de embriaguez.

Después de almorzar comentando la mierda de Elfranchutecabezónparecidoalfollonero decidimos ir a dar una vuelta por la ciudad, guiándonos por la Diagonal, que era un poquitín más larga de lo que habíamos pensado. Lo primero que hicimos fue entrar en un Fnac a gorronear Play -qué grandes somos en realidad, hahaha-, luego seguimos tirando hacia abajo y sobre las dos o así encontramos un Kentucky Fried Chicken en el que acabamos comiendo. El hombre sin paladar, también conocido como El Jaron, se comió un menú normal y después otro trozaco de pollo con patatas; y todo esto, recordad, dos horas después de haberse comido un bocadillaco. Al salir del Kentucky nos encontramos un Starbucks en el que pedimos unos cafecillos revitalizadores que bebemos de vuelta al albergue.

En el albergue preguntamos por la boca de metro más cercada y partimos raudos hacia ella. Después de hora y pico y sendos trasbordes conseguimos por fin llegar al destino, el Parc del Fòrum. Hacemos la típica colita para pillar las pulseras y por fin entramos en el Primavera Sound, donde sólo un día después tocaría el grupo que siempre soñé ver en directo, los Pixies.



Nos dirigimos a Pitchfork, donde estuvimos escuchando a los Sic Alps. No estaban mal, tenían un rollete sucio, con mucha distorsión, tanto en guitarra como en voz. Enlazo un vidiete del youtube -ah, qué felicidad no grabar nada sabiendo que siempre habrá alguien que lo haga por ti-.



Al acabar con los Alps nos fuimos al escenario San Miguel donde tocaba Bis. En definitiva un grupo bastante buenrollero, son ritmos pegadizos a base de Dj y una cantante agudísima de voz. Enlazo vídeo:



Al acabar Bis fuimos a por birras y después de una cola kilométrica y cuatro pavos por cada medio litro fuimos al escenario Ray-Ban a escuchar a The xx. Yo los tenía ya escuchadetes por casa y recordaba que me gustaron, eran un rollete así muy tranqui, muy melódico y con ritmos electrónicos. Esperando que salieran empezaron a caer cuatro gotas, que para nada hicieron que la gente se abandonara el escenario; a pesar de la lluvia, The xx fue el grupo que más gente reunió el Jueves, exceptuando Superchunk y Pavement. A pesar de ser un grupo que no gana en directo, el concierto no me defraudó; me gustó mucho el Dj/Batería/Teclista, porque en señor tocaba un instrumento rarísimo que parecía una tabla de mezclas, pero tenía botones que emulaban un teclado y además algunos platos que golpeaba con baquetas. Es un grupo que recomiendo escuchar -están en el Spoty-. Enlazo vídeos:



Al acabar The xx estábamos ya petadísimos y el Jaron medio chungo por el agua que había caído antes del concierto, así que nos echamos en el césped delante del escenario San Miguel para escuchar a Superchunk. Bajo mi punto de vista, el grupo más rockero de esta edición del PS. A pesar de no estar en el tumulto, el concierto que se marcaron me pareció guapísimo. Es un grupo en el que debo profundizar más -lástima que no esté en el Spoty-.



Y después de esto nos fuimos, sin esperar a Pavement. Quizá nos arrepintamos algún día, pero cual Crisis del siglo III había demasiados factores en nuestra contra: mis dos días sin dormir, la fiebre del Jaron, la falta de transporte público a altas horas de la madrugada, el desconocimiento del grupo y unos gemelos que se nos subían hasta los hombros. Enlazo vídeo de todas formas, que es gratis.



Tras pillar el metro, trasbordar y todas las movidas llegamos al albergue y vamos por fin a sobarla a nuestra habitación. Cuando abrí la puerta y noté cómo mi columna vertebral dio un espasmo a causa de los fétidos olores que poblaban la habitación, me di cuenta de que la compartíamos con alguien más. Seis fantásticos compañeros y sus seis pares de sudorosos pies estaban esperándonos, amigos. Al echarnos en nuestras camas el silencio se apoderó de la habitación. Mierda para mi boca. Había un pavo que roncaba como debe hacerlo un elefante con mucositis y otro que hacía sonidos extraños con la boca de vez en cuando que eran incluso más molestos que los ronquidos del elefante que no visitaba el otorrinolaringólogo.

Y así termina el relato del primer día en el Primavera Sound, próximamente escribiré el día que falta, el día en que Jaron y Hugo vieron en directo a los Pixies.

4 comentarios:

  1. Dios, que jartà de reir xD
    Por cierto, me hubiera molado conocer al tal Javi, qué grande.

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  2. hugo, de veres, m'encanten les teues histories xDD!

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  3. q tio Hugo tu!

    Ni els monologistes de Buenafuente! Xd

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