Soy estudiante universitario y no tengo coche. Uso el autobús. El autobús es un lugar extraño, casi místico. En el autobús abundan dos tipos de personas, los estudiantes, que como yo, no tienen otro medio para ir a estudiar y las ancianitas. Las ancianitas son temibles a pesar de su frágil aspecto, son las depredadoras del transporte público.
Imaginaos un día cualquiera, estás en la parada del autobús, escuchando el mp3 y como es habitual en ti está sonando It’s raining men, estás tranquilo, a tu rollo. Miras a tu alrededor y ves diversos grupos de ancianitas que comentan tranquilamente el último programa de Mira quién baila. Te giras un momento para ver si ya ves el autobús al final de la calle y, en una fracción de segundo, todas las simpáticas ancianitas dejan de hablar del baile de Ortega Cano, se reúnen en un punto concreto de la parada del autobús y crean un perímetro de seguridad como si formaran parte de un escuadrón SWAT. Saben que está próximo y saben dónde va a parar. Una abuelita que usa el transporte público desarrolla una especie de súper poder por el cual puede adivinar, con un margen de error milimétrico, dónde van a parar todos los autobuses que se encuentran en un radio de 30km. a la redonda. Es algo flipante. Tú te quedas mirando ese perímetro de seguridad sexagenario, preguntándote qué demonios estarán haciendo, cuando oyes el motor del autobús. El autobús llega y aparca justo delante de la ancianita más adelantada, se abre la puerta y la cara de la simpática abuelita se queda a un milímetro de convertirse en papilla; ella ni se inmuta ante tal situación, la está controlando en todo momento. Una escena digna de la trilogía de Matrix. En ese momento es cuando intentas atravesar el perímetro de seguridad, pero ellas, armadas con un paraguas plegable (les da igual estar en pleno agosto, a treinta grados a la sombra; por si acaso) y protegidas por sus bolsos hacen imposible que atravieses su defensa absoluta. Empiezan a entrar, una tras otra, cerrando el perímetro, sin titubear, con una coordinación superior a los soldados de 300, con una sincronía que ya quisiera Gemma Mengual en su equipo. Una vez dentro, sueltan algo así: Voy a ver si tengo suelto. Ahí estás sentenciado; esta frase viene a significar que van a pagar el billete del autobús con monedas de cinco céntimos. Una docena de abuelas van a pagar así.
Así que si eres un estudiante y necesitas coger el autobús para ir a estudiar, resígnate, son más rápidas, más astutas y trabajan en equipo, nunca podrás entrar en el autobús antes que ellas.
Peor, son depredadoras de todo en lo que haya que hace cola.
ResponderEliminarPor cierto, qué retórica, qué nivel léxico xD
jajaja
ResponderEliminarwohh!
a mi això no em passe tinc targeta xD
Eugeniet Dijo...
ResponderEliminarqué retórica, qué nivel léxico
y te falta que lolazo xD
Te has enganyat, existisen 3 tipos de persones:
ResponderEliminar-Gent major
-Estudiants
-y persones que no se poden clasificar que, normalment, son homens y de edad entre 25 y 50 anys.