La Fiscalía Anticorrupción, que ha realizado un  espléndido trabajo en Valencia, presentó ayer un escrito de acusación  contra Francisco Camps y Ricardo Costa que no deja lugar a dudas: la  mafia Gürtel regaló a los máximos dirigentes del PP valenciano trajes,  calzado y otras prendas de vestir y ellos “aceptaron esos regalos  sabedores de que les eran entregados en consideración al cargo público  que ejercían y desde el que podían tomar decisiones o desplegar su  personal influencia sobre determinadas materias en relación con las  cuales Francisco Correa, Álvaro Pérez y Pablo Crespo [los capos de la  banda] mantenían importantes intereses económicos”. A la vista de los  hechos, la Fiscalía pide que Camps y Costa sean condenados por un delito  continuado de cohecho.
 Como la Fiscalía basa su acusación en abundantes testimonios y  pruebas, casi todas escritas en ordenador, incluso quienes tienen  dificultades para entender su propia letra saben perfectamente qué se  cocía en Valencia. Y lo que se cocía es muy fácil de explicar:  saqueadores de dinero público se hicieron amiguitos del alma de  dirigentes políticos nada honorables, los quisieron un huevo, los  vistieron y calzaron, les hicieron regalos a todos sus familiares de  primer y segundo grado, les ayudaron a financiar ilegalmente el partido…  y a cambio se enriquecieron con adjudicaciones amañadas.
 Si Valencia fuera Egipto, los ciudadanos montarían manifestaciones y  el faraón estaría preparando las maletas. Pero lo que ocurre en lo que  un día fue taifa de Balansiya es que el reyezuelo se aferra enloquecido  al poder y su corte lo jalea, mientras crean una realidad virtual para  los súbditos a través de la prensa adicta y de una televisión autonómica  que prostituye a diario la palabra periodismo.
 ¿Y qué se hizo el rey Mariano? ¿Acaso dedicará su tiempo a repasar  las coplas de Jorge Manrique por si le preguntan en los exámenes orales?  Aquellas que decían:
“Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan febridas,
los enriques y reales
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?”
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan febridas,
los enriques y reales
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?”
Esa es la gran pregunta que se hacen los ciudadanos honrados y a la que  nadie en el PP parece dar importancia: el dinero saqueado, ¿dónde iremos  a buscarlo?
 Dos años han pasado desde que estalló el mayor escándalo de  corrupción de la democracia. 735 días en los que Mariano Rajoy y sus  huestes se han dedicado a perseguir a los investigadores, a torpedear el  trabajo de la Justicia y a proteger a los imputados.
 ¿Qué sabe Camps de Rajoy? ¿Qué decían los dirigentes del PP  valenciano en las conversaciones de febrero de 2009 que la Policía no  incorporó al sumario por entender que no eran relevantes para la causa?  ¿Y de qué hablaron aquellos días con la dirección del partido en Madrid?
 Cuando deje de aplaudir a los presuntos delincuentes, y ya pasados  los exámenes orales, sería conveniente que Rajoy diera alguna  explicación. Si puede.
Manuel Rico, Trinchera Digital. Público 
 
 
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