Apagar la televisión será el comienzo de la revolución. Con la pantalla en negro el poder se estremecerá, puesto que quedará cerrada su vía favorita para anestesiar e intoxicar a la población. El altavoz de la propaganda política, mudo. Se acabaron los tertulianos crispantes, los políticos hipócritas, los informativos deprimentes y el ocio basura. Sin publicidad televisiva quizá incluso dejemos de consumir como bestias descerebradas. El individuo, liberado de telediarios tendenciosos y entretenimiento alienante, podrá recuperar viejas y buenas costumbres: los libros, los amigos, las cañas, la conversación, la música, el campo, el cine…
El poder no se recuperará con facilidad de semejante bofetada. Tendrá que crear nuevas redes de propaganda, tarea que le llevará años: internet aún se le escurre entre sus dedos grasientos. Tiempo más que suficiente para que los ciudadanos tomemos el mando y exijamos relevos. En la política, en la cultura, en la empresa, incluso en la televisión…
Con sólo apretar un simple botón del mando a distancia, el rojo, estamos levantando una barricada. Stop!!!!
El poder no se recuperará con facilidad de semejante bofetada. Tendrá que crear nuevas redes de propaganda, tarea que le llevará años: internet aún se le escurre entre sus dedos grasientos. Tiempo más que suficiente para que los ciudadanos tomemos el mando y exijamos relevos. En la política, en la cultura, en la empresa, incluso en la televisión…
Con sólo apretar un simple botón del mando a distancia, el rojo, estamos levantando una barricada. Stop!!!!
Javier Pérez de Albéniz, 30 de diciembre de 2010
Genio i figura WLM
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